Léete esto antes de que te metas con la redacción creativa
Hace unos años, un buen amigo me invitó a dejar un mensaje para sus alumnos que apenas inician en el mundo de la redacción creativa. Este fue el resultado.
Eso de redactar lo hace cualquiera que sepa usar recursos gramaticales, fácil, eso lo aprenderás y siempre encontrarás a alguien dispuesto a criticar lo que redactes –por favor no te conviertas en uno de ellos–. Redactar nunca será tu problema. No te preocupes por eso, llegará su momento y ese momento siempre estará al final de todo.
Este bonito oficio no debería llamarse redacción; la cantidad de palabras que redactarás en la vida real es solo un grano de arena junto a la montaña de pensamiento o mensaje que llevan detrás.
Acostúmbrate a dejar de ser tú todas las veces que sea necesario. Tienes la misión de ser, pensar y sentir como alguien diferente cada día. Despídete del ego, guárdate el “yo” para ti, pero inspírate en él para que tus experiencias te ayuden a encontrar magia en las experiencias de los demás.
No caigas en la trampa de la inspiración vacía sobrevalorada. Ten en cuenta que un buen redactor puede encontrar tanta magia en unas manzanas que acaba de ver en la cocina de su casa como la que puede encontrar recorriendo unas cuadras en La Gran Manzana. Sabe que el Louvre tiene obras increíbles de cientos de artistas ejemplares, pero se puede estar perdiendo la magia que tiene el mamarracho que acaba de dibujar su sobrina. Encuentra tan profunda una canción de rock anglo de los 70 como una guasca que cantan abrazados dos borrachos afuera de una cantina en La 70... apréndete esto, y defiéndelo: Ninguna experiencia humana es inferior a otra experiencia humana.
Los mejores redactores no son los que mejor redactan, son los que mejor piensan –y eso no tiene nada que ver con ser más inteligentes–. Los que descubrieron su poder de contar el mundo de la forma más simple posible.
Los redactores creativos siempre saben qué agregarle a un texto para subir su nivel, pero solo los mejores saben exactamente qué es lo que está sobrando. Cualquiera pone, los genios quitan (esto debí quitarlo).
Nunca te enamores de un texto, ni de una idea. Por fortuna las ideas nunca se acaban y las palabras tampoco. Cuando una idea muere, no mueras con ella ni por ella, ve por la siguiente.
Ten en cuenta que este bonito oficio de la redacción creativa no se aprende. Seguramente en el camino notarás que te sale fácil y que lo disfrutas, y si no, no te preocupes, el mundo no necesita tantos redactores, pero sí personas que entiendan cómo piensan y que sepan toda la falta que hacen.